¿Has pensando en los beneficios de la rutina diaria durante el confinamiento?

Aunque fui una niña buena, que aceptaba las reglas de una casa de familia numerosa sin pleitear, nunca me ha gustado la disciplina.

Ahora, en circunstancias tan delicadas que obligan a una estricta reclusión y a ser caseras sin serlo, oigo, con estupor, como todos los psicólogos recomiendan mantener una rutina diaria.

Rutina diaria durante el confinamiento

Lo he intentado, bien sabe Dios que lo he intentado: desayuno en pijama, me cambio para hacer la limpieza y los guisos con la radio, seguido del ejercicio diario. Tras el baño, ya aseada y nuevamente vestida para la comida, la tarde la inicia un ligero descanso, y progresa dedicada al estudio o la lectura. Los aplausos de las 8 suponen la inflexión de la tarde, con la cena y la tele concluye el día.

No he aguantado mucho en esta secuencia. He ido alterando primero el orden, luego he introducido algunas variables: la limpieza se sustituye por escritura, la lectura se alternado con manualidades, la tele por la radio u otro rato de lectura, salpicado de conversaciones con las amigas que no ves hace tiempo o internet…

Pero con la lluvia del martes me encontré desanimada.  A la mañana siguiente, al teléfono, gestionando temas profesionales me sentí viva.

Al día siguiente me entregué a un libro de estudio pendiente y a sus 150 páginas me dediqué completamente. No me cambié, no hice bicicleta, comí restos…y me sentí ¡tan contenta!. Siempre me ha encantado sumergirme en una actividad sin límites de tiempo, sin sentir que pasa, sorprendida que ha llegado la noche porque la luz escapó y el hambre me avisa…. Sólo requiere averiguar tu disposición, hay días para guisar, días para estudiar y escribir -aunque esto requiere mayor continuidad-, días de socializar…

 

Así, he llegado a la conclusión, de que lo mejor puede ser enemigo de lo bueno y sospecho que lo que es bueno para mí, puede no serlo para ti, y mereces mi respeto.

Un saludo, Temporales

Carmen Peral Bejarano, lectora habitual del blog de La Temporal.

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