Con la venia Señoría, disculpad si me sirvo en estas líneas de esta expresión tan utilizada por mí a lo largo de mi vida profesional, pero quiero que la misma me sirva de muletilla y referente.

En estos días que corren (aunque no demasiado deprisa…), no tenemos la venia, el permiso o la libertad para poder salir a la calle, sin más, a pasear tan solo.

Dice una gran amiga mía que el bien más preciado del que disfruta el ser humano es la libertad y, durante este confinamiento, me acuerdo continuamente de sus palabras.

Con la venia Señoría

No tengo la venia para poder acercarme a mis hijas y abrazarlas o besarlas. Tampoco la tengo para entrar en la casa de mi niñez, donde está mi madre sola, y colocar su compra, solo puedo dejársela en la puerta.

En esta, la Semana más grande del año para mí y mi familia, no tengo la venia para poder ver en una esquina o calle un trono a paso lento, al compás de una banda de música. Es más, las procesiones no estarán ahí esperando a que Málaga se emocione con la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

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Nuestra lectora disfrutando del mar

Si desde mi casa veo que el mar está tranquilo, no se me ha concedido la venia para bañarme, ni para tomarme una caña con mis amigas, ni para…

Los días pasarán… Y en mis paseos los recordaré, la compañía que la música y el cine me hicieron; valoraré mi soledad; me bañaré en el mar; la Semana Santa volverá a Málaga y, con ella, la primavera; iré a comprar con mi madre; volveré a hacer Caminos Rocieros; abrazaré a mis hijas y nos reiremos y repetiremos que junt@s hemos hecho historia, ya que esta crisis mundial la estudiarán sus nietos y los míos en el colegio.

Desde aquí me doy la venia a mí misma para disfrutar cada momento como nuevo, porque aunque la vida siga siendo la misma ya no la viviré de la misma manera.

Un saludo, temporales.

Ana Ladrón de Guevara Berrocal, lectora del blog La Temporal.

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