Mientras escucho a Mozart, reflexiono ante lo inesperado por el confinamiento español y cómo nos está cambiando la vida de forma tan inesperada. Todo será diferente a partir de ahora estoy seguro. Este desconocido germen bautizado con el nombre maligno de coronavirus y apellidado malvado, ha venido a instalarse entre nosotros con tan poca bondad que nos inquieta y preocupa. Su mala intención también nos condiciona. La nueva peste nos azota y el concepto que tenemos de la vida nos debe hacer cambiar, porque su velocidad preocupa y si nuestra respuesta es lenta y poco generosa los resultados ante el confinamiento español tendrán consecuencias devastadoras.

La naturaleza nos lo venía advirtiendo seriamente desde hace tiempo, también nuestra conducta nos lo decía. Las condiciones anteriores están obsoletas. Ahora, nuestro instinto de supervivencia nos alerta de que la vida y la tierra están en peligro. La sociedad actual como las generaciones venideras así lo debemos entender. La crisis se ha instalado entre nosotros, aunque estamos a tiempo de rectificar. Nuestros planteamientos de la vida deben evolucionar, porque, si seguimos por el mismo camino nos equivocaremos. Nuestras vidas corren peligro, también nuestro planeta. Quien nos iba a decir que esto sucedería.

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Si abandonamos el egoísmo colectivo la naturaleza será de nuevo benevolente. Nuestra cruel ambición nos ha llevado a padecer su castigo. El exceso de banalidades no nos deja valorar lo esencial: ver, oír y respirar gratuitamente. Que mayor regalo. Reconciliarnos con la naturaleza, devolverle lo que nos da y agradecérselo es lo correcto. Desde las actuales circunstancias la biografía colectiva de la humanidad la podemos hacer cambiar entre todos si queremos sobrevivir y escribirla.

Desde la esperanza, el ánimo y la confianza lo superaremos. La historia así lo ha demostrado. El hombre se crece ante las adversidades.

Espero os yaya gustado este post que la Temporal me ha encargado. Hacedme comentarios.

Un saludo, Temporales.

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